Encuentro con: El Contrabando - Piratas del Caribe en los Siglos XVI y XVII
El Contrabando
Desde el siglo XVI el tráfico ilegal, a espaldas de las autoridades coloniales, era una práctica común en algunas regiones de ultramar. La temprana internación de esclavos negros, llevada a cabo por John Hawkins en la segunda mitad del siglo XVI, demostró la permeabilidad de las fronteras del Imperio colonial hispano y abrió el apetito a sus más encarnizados rivales quienes desde entonces impulsaron el contrabando.
En 1686, las flotas españolas surtían sólo en una tercera parte a los mercados de ultramar, que eran abastecidos en los restantes dos tercios por el contrabando..
Dado el insuficiente desarrollo manufacturero español, la metrópoli tuvo que importar productos elaborados por sus rivales para luego llevarlos a América, recargados enormemente por los impuestos. Esto permitió que los hispanoamericanos fueran desarrollando un gusto por las mercancías extranjeras que prefirieron generalmente por sobre las españolas.
Por otra parte, la mayor producción industrial de países como Inglaterra y Holanda, impulsó a sus mercaderes a buscar nuevos mercados.
Entre 1623 y 1655 se establecen y consolidan en las Pequeñas Antillas, colonias inglesas, francesas y holandesas, excelentes trampolines para el contrabando en los puertos del Caribe.
Los productos que los contrabandistas recibían a cambio de sus mercancías fueron fundamentalmente materias primas -maderas tintóreas y nobles-, frutos de la tierra -azúcar, tabaco, algodón, cacao- y, en menor medida, metales preciosos. En tanto, las mercaderías más apetecidas en Hispano-américa fueron los tejidos, diversas provisiones (bebidas alcohólicas, aceite, etc.), artículos de uso doméstico y bienes de producción, como herramientas, hierro y acero. Asimismo, gran parte del comercio de esclavos negros estuvo en manos de contrabandistas, especialmente en la segunda mitad del siglo XVIII. ...
Copiado de : :www7.uc.cl/sw_educ/historia/america/html/3_3_2.html
Corsarios, Filibusteros y Piratas
Los primeros piratas sobre los que se tiene constancia fueron apresados en 1521, y eran franceses. A lo largo del siglo XVI, Francia y España mantuvieron una lucha por la hegemonía europea. Estos piratas franceses no eran propiamente piratas, sino corsarios, es decir, que su país los apoya, incluso comparte ganancias con su rey y atacan posiciones y barcos de una determinada potencia, en este caso: España. Los corsarios llegaron al Caribe en oleadas y la nacionalidad dependía del país con el que se encontrara en ese momento España.
Declive de los corsarios franceses y auge de los ingleses.
Los corsarios franceses recibieron un duro revés a manos de D. Álvaro de Bazán en la isla Tercera (Islas Azores) en 1582, cuando Francia apoyó a Portugal para recuperar su soberanía de manos españolas.
Pero éstos habían enseñado el camino a los ingleses que, desde 1560 comenzaron a pasearse por las Antillas.
Holanda en el siglo XVII se convirtió en una potencia marítima superior a la española y a la inglesa a causa de un sistema político democrático y una economía mercantil libre. Los holandeses, necesitaban de un bien en el que España era rica: la sal. La sal era un bien precioso para la conservación de los alimentos.
En Araya (Venezuela) fueron recalcitrantes, ya que los expulsaron en varias ocasiones y regresaron. Otras explotaciones tuvieron lugar en las islas de Tortuga (Venezuela), Curazao, Aruba, Bonaire.
Filibusteros.- De los intentos de asentamiento y de los barcos corsarios fueron quedándose hombres que encontraron atractivo el Caribe y sus posibilidades. Estos hombres, liberados de los intereses de sus países, buscaban su propia fortuna. Hacia 1630 intentaron instalarse en la isla de Tortuga, donde los bucaneros realizaban su comercio. Fueron desalojados hasta en tres ocasiones, aun así, siempre regresaban y se instalaron definitivamente en 1660.
Declive español y auge del filibusterismo.
España firmó la Paz de los Pirineos con Francia y un año después la Paz de Londres con Inglaterra. Incapaz de sufragar más guerras por el desgaste demográfico y económico que había soportado a lo largo de dos siglos, sumida en una tremenda crisis, perdió la hegemonía europea y comenzó el declive del imperio español.
A pesar de la paz firmada, tanto Francia como Inglaterra, conociendo la indefensión de las Indias Occidentales, favorecieron el filibusterismo en sus posesiones de Jamaica, Saint-Domingue y Tortuga. Esta vez no se trataba de corsarios, sino sencillamente de ofrecer puerto a los desarrapados, aventureros y soldados de las guerras europeas que iban llegando a aquellas latitudes, atraídos por historias doradas y botines fáciles.
Piratas.- Al concluir el siglo, los Hermanos de la Costa habían desaparecido completamente. En el siglo XVIII sonaron nombres como Edward Teach “Barbanegra”, Bartholomew Roberts, “Calico” Jack con Ann Boney y Mary Read, y el capitán Kidd, todos ingleses. Tenían como base la costa norteamericana, sólo contaban con su nave por lo que ya no podían asaltar ciudades, se limitaban a barcos aislados en alta mar y de cualquier nacionalidad. Éstos sí entrarían en el concepto de “piratas”.
Copiado de "Crónicas de la piratería caribeña en los siglos XVI y XVII"
Guerra Anglo-Española (1585-1604) y Guerra de los 30 años (1618-48) Causas del abandono español de las colonias americanas.
La pobreza de Santo Domingo en el Siglo XVII
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